Los rosados son para los 365 días del año. Os lo demostramos

Decía el título de la obra teatral de Fernando Fernán Gómez que ‘las bicicletas son para el verano’. Algo similar ocurre con los rosados y con esa (tediosa) comparación de “los rosados son para la época de primavera verano”. Nosotros, en Coviñas, hoy disentimos de esta falsa creencia y vamos más allá: los vinos rosados son para los 12 meses del año.

Existe la falsa creencia de que un rosado siempre será un vino de los llamados “fáciles”, ligeritos, y frescos. Sí, y no. Un vino rosado, al igual que un vino blanco o un tinto, tendrá la personalidad que le otorgue la uva con la que esté elaborado, la zona de procedencia de ese varietal, y la forma de vinificación con la que el enólogo lo haya elaborado.

En Coviñas elaboramos nuestros vinos tranquilos rosados con la variedad autóctona de Utiel Requena, la Bobal. Se trata de un varietal de brotación tardía. Prefiere tierras altas, de veranos cortos y áridos, con suelos francos y frescos. Los racimos de Bobal son de tamaño grande y compactos con un hollejo (piel) de grosor medio.

Esta variedad es magnífica para la elaboración de vinos rosados, que según su vinificación, nos darán unas tonalidades y matices particulares.

Entre los rosados que elaboramos en Coviñas encontramos diferentes tonalidades que van desde tonos más pálidos hasta el color púrpura o rosa fuerte que indica que el tiempo de maceración del mosto con los hollejos ha sido más largo (normalmente, y dependiendo del vino, los hollejos permanecen en contacto con el mosto entre 6 y 8 horas, dependiendo por supuesto del resultado que queramos obtener).

 

Un rosado para cada ocasión

Como en los vinos blancos y tintos, los rosados también tienen su momento según la comida con la que los vayamos a acompañar.

Como decíamos, el rosado se puede disfrutar los 12 meses del año y, aunque con el calor que estamos viviendo estas semanas nos quede lejos imaginarlo, podemos pensar en un plato de marisco en esas cenas copiosas de navidad que bien pueden ir acompañadas por un rosado monovarietal de Bobal como es Aula Rosé. Por su versatilidad también puede acompañar a un buen arroz en verano frente al mar (o frente a cualquier estampa bonita), o a un plato de pasta con setas en otoño.

Pensemos ahora en esos días de primavera, donde comienza a asomar el sol y una suave brisa acompaña el atardecer Os estáis imaginando, seguro, una copa de vino con una tabla de quesos. Bien, pues aquí optamos por quesos de baja curación o frescos, acompañados de otro rosado de Bobal como es Enterizo, reconocido internacionalmente en diferentes concursos. Su frescura y a la vez untuosidad va a armonizar de manera sublime esa tabla de quesos (ojo, si no has pensado en una tabla de quesos y te has imaginado gozando con una tabla de sushi también nos vale…)

Puede ocurrir que alguno de los que estéis leyendo este texto seais 100% carnívoros y que creáis que a una buena barbacoa en pleno mes de mayo solo le va un tinto. ¡Error! Tenéis junto a las brasas unos buenos muslos de pollo y unas alitas, y lo vais a acompañar con una botella de Al Vent rosado. Hacednos caso, y triunfaréis. Al Vent, tras su maceración y fermentación pasa a una crianza en barricas de roble de cerezo durante tres meses. Esta crianza oxidativa le aporta mayor complejidad, mayor tonalidad al vino, y mayor persistencia, lo que hará que se enfrente a la perfección con algunos tipos de carne.

Como veis, con tres de nuestros vinos rosados os hemos maridado platos de primavera, verano, otoño e invierno. Y es que sí, la vida con un rosado al lado puede ser (y es) maravillosa.

 

Vinos rosados Coviñas

 

 

 

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